por Renatto Real Politik
No confundir con Julio Favre, el exitoso empresario peruano.
La gente de izquierda en el siglo XX tuvo la costumbre de
hacerse llamar por seudónimos, tal y como pasó con Luis Favre, que en realidad
se llama Felipe Belisario Wermus. Nacido en Argentina, se nacionalizó brasileño
por temas vinculados a la política. Ha tenido una vida ligada a la izquierda, aunque con el transcurrir del
tiempo fue moderándose. Hoy por hoy es un lobbie preferido por las grandes
empresas cariocas (que tal moderación, ¿verdad?).
Se ha puesto de moda esto de hablar de los marketeros
políticos e incluso se coloca en la cima a Belisario Wermus (Luis Favre). Nada
más falso. Si hablamos de famosos, es ineludible mencionar a Joseph Goebbels,
el histórico líder nazi encargado de toda la propaganda a favor del tercer
Reich de Hitler. Uno más cercano, y conocido como el Goebbels del “nazismo moderno”, es el
venezolano JJ Rendón, aquel que se jacta de haber ganado (y es verdad) varias
campañas electorales. En el Perú, estuvo vinculado en los inicios de dicho proceso electoral
a Luis Castañeda Lossio.
Durante la última campaña Favre participó activamente,
evidenciando una grosera intromisión de Brasil en el Perú. La campaña favrista, como sabemos, limpió la
imagen de Ollanta Humala y casi el total de los créditos se los llevó Belisario Wermus (gran parte de las jugadas
con Lula da Silva las repitió en el 2011 con Ollanta
Humala).
En los inicios del actual mandato, siguió vinculado al
partido oficialista. Incluso el sector izquierdista local denunció el excesivo
poder de Luis Favre en la toma de decisiones (ubiquémonos: gabinete Siomi
Lerner, Conga, hidroeléctrica de Inambari, etc). Luego casi la totalidad de
políticos de izquierdas fueron expectorados (felizmente) del gobierno. Al
final, y con la zurda peruana ya al margen, el presidente optó por dejar a
Brasil de lado, aliándose con Corea del Sur: dejó de comprar aviones Tucano
para fabricar en el Perú los KT – 1P coreano; eso lo dice todo. Las relaciones
con el país oriental son las mejores, incluso se habla del eje Lima – Seul.
En resumen, ahí tenemos a Luis Favre, un lobbie de las
empresas brasileñas e incluso del mismo Brasil como nación. En la campaña
muchos nos sentimos humillados por la intromisión vergonzosa de aquel país con
aires potencia colonizadora. Al margen queda nuestra decisión de votar por el
SÍ o por el NO, pero sin duda cualquier intento de injerencia en nuestra
política debe ser combatida, y si eso significa sacar a una alcaldesa que no ha
hecho nada bueno hasta ahora, pues que se haga. No en vano el tipo se vende
como alguien que “puede convertir una espina en una flor, un páramo en un
jardín, un pigmeo en un gigante" (ver columna de Barba Caballero). Veamos
si puede convertir la ineptitud en algo mejor. Y por último, ¿adivinen quien
construye el destruido túnel bajo el rio Rimac? Nada más ni nada menos que una
empresa brasileña: OAS.
Hasta más vernos.
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