Nuestras circunstancias hacen de la predicción una labor difícil.
Usualmente esta tarea está a cargo de los tarotistas, chamanes y brujos; sin
embargo, los economistas, especuladores y arriesgados empresarios también se aventuran,
y mucho, a la hora de intentar comprender este caótico mundo llamado “futuro”.
La inmunidad de rebaño, para los que poco entiendan, es
aquel escenario donde una población está protegida frente a una enfermedad
gracias a que la mayoría ya se contagió y adquirió los anticuerpos y por tanto
ya no transmiten ni son susceptibles de enfermarse. Recordemos que una persona
deja de transmitir la enfermedad a los diez días de haber presentado los
primeros síntomas y los anticuerpos creados tienen una duración discutible
hasta el momento (algunos estudios hablan de tres meses, seis y toda la vida).
Además, otro tema en discusión es el porcentaje de población que se necesita para
llegar a la “inmunidad de rebaño”. Antes del COVID el porcentaje para este
escenario estaba situado en 60 y 70%, sin embargo, recientes estudios apuntan a
un 40% de la población (e incluso menos). La lógica detrás de este porcentaje
es muy simple: las personas que están activamente en las calles representan un
porcentaje del total y sobre ese porcentaje es que se tiene que hallar la
inmunidad de rebaño. Cabe destacar que estas números son avalados por las
universidades de Estocolmo y Nottingham (Leer el artículo)
Es interesante entrar al terreno de la especulación respecto a lo que podría pasar en el Perú en los próximos meses. Nuestra tarea se ve facilitada al observar que ya existe un lugar de referencia: Loreto.
Las primeras noticias sobre la inmunidad de rebaño en el Perú provinieron de Loreto, entre mayo y junio de este infame 2020. Las muertes empezaron a descender, de la nada, mientras las hospitalizaciones bajaban estrepitosamente. Los especialistas intentaban explicar el fenómeno, atribuyendo la mejora al gobierno (nada más falso) o a la falsa toma de conciencia cívica por parte del poblador peruano (esto sí es cómico). Nadie admitía la inmunidad de rebaño hasta que se hicieron estudios de seroprevalencia, que arrojaron cifras escandalosasde hasta el 70% de población “infectada”. Han pasado cuatro meses y las muertes por COVID ya no hacen la diferencia en aquella región, donde los fallecidos diarios son iguales a los del año pasado. Si el COVID fuera una amenaza, la línea roja (2020) estaría, hoy por hoy, muy por encima de la línea negra (2019).
Fuente: Rparraw
El cuadro parece contundente: el COVID ha dejado de ser una amenaza en Loreto. La pregunta, no obstante, es: ¿pasará lo mismo en Lima y el Perú? En la siguiente gráfica puede verse que el número de fallecidos en el Perú ha ido bajando (línea roja) hasta marcar una tendencia hacia el número normal de fallecidos (linea negra).
Las autoridades han salido a decir que probablemente
entre el 40 y el 45 por ciento de la población ya ha sido contagiada con el
COVID. Lo que nos coloca en el umbral de la inmunidad de rebaño y lo que coincide
con este bajón en el número de fallecidos. No obstante, la linea roja (que expresa el adicional de fallecidos gracias al coronavirus), aún sigue por encima de los números normales del 2019. Todo hace pensar que es cuestión de tiempo.
Al término de este post encuentro una interesante noticia:
Ecuador reporta solo 3 fallecidos por COVID este domingo. Ecuador es una suerte
de Loreto: gran parte de su población ya se contagió.