Los romanos y griegos decían que “En el término medio está la virtud”. Más que una frase ingeniosa, es un pensamiento que rige (y debería regir) la vida del hombre. Si las personas se dejan llevar por sus pasiones y se aferran a los extremos corren el riesgo de cerrarse a un sinfín de oportunidades.
A partir de los años 90’ el famoso “Consenso de Washington” comenzó a aplicarse parcialmente en varios países con resultados bastante positivos. Aunque claro, hubo muy pocos países que lo acataron al pie de la letra. Este consenso consistió básicamente en la aplicación de políticas ortodoxas: Disciplina fiscal, Liberalización del comercio, Privatización, Desregularización, etc. Dichas medidas – que, como repito, fueron acatadas parcialmente –mejoraron notablemente la condición de varios países, destacando Chile en América Latina. Sin embargo, es este mismo país quien demostró que la TOTAL privatización de las empresas del Estado no es siempre la mejor alternativa, exhibiendo a su mejor ejemplo: Codelco, la mayor productora de cobre en el mundo. Todo esto es, no obstante, uno de los muy pocos, pocos, poquísimos ejemplos de empresas estatales que existen en el mundo. En términos generales, la privatización es una solución más eficiente. Ahora trataré de explicar ésta última afirmación.
Usted puede ser de cualquier país latinoamericano y con seguridad podrá contestar algunas preguntas que a continuación expongo: ¿Cómo está el servicio de salud en su país? ¿Es buena, regular o mala? ¿Y cómo está la seguridad (delitos, robos, asaltos)? ¿Buena, regular o mala? ¿La educación? ¿Es la mejor? ¿Realmente el Estado es bueno dando seguridad, educación y salud a los ciudadanos de su país? Seguramente, más de uno contestará que la seguridad, la salud y la educación es deficiente en su país, y que el Estado no puede cambiar las cosas tan fácilmente. Pero ahora que ya contestó las preguntas, me permito hacerle otra: ¿Cree usted que si el Estado posee mayores empresas logrará ser más eficiente? ¿Acaso no sería una carga más para el Estado, y por ende, entorpecería aún más su trabajo? Es verdad, y ahora ya tienen la respuesta del por qué Chile, Brasil y México poseen muy pocas empresas estatales: Codelco, Petrobras y Ecopetrol, respectivamente. ¿Y cual de todas éstas es la más grande? Petrobras, la empresa brasileña de capital estatal y privado (ojo con lo último). Sin duda alguna, la participación del Estado y de los capitales privados está dando sus frutos, ya que Petrobras figura entre las primeras (si no es la primera) empresas de América Latina. Una vez más, el equilibrio de las cosas demuestra ser la mejor alternativa.
No todo puede ser de propiedad del Estado, ya que si el gobierno decide estatizar todo deberá invertir una cantidad de dinero que no posee. Y no sólo se trata de invertir por invertir, se trata de hacer una inversión responsable y competitiva, tomando en cuenta que en el mundo existen muchos competidores que se especializan en ello (los privados). Además, el Estado necesita priorizar las necesidades de su gente antes que ser empresario, se necesita cubrir las necesidades básicas de las personas más pobres, y si le cargan (al Estado) un conjunto de empresas, sólo empeorarán su desempeño como administrador.
Hay algo que resulta sumamente difícil, tanto para las personas, las organizaciones y el Estado. Eso tan difícil es hallar es el “equilibrio”. No crean que el equilibrio consiste siempre en situarse en el punto medio de las cosas, eso es falso. El equilibrio consiste en armonizar las acciones que tomamos. Aunque claro, el equilibrio no es aplicable para todo, como pasa con algunas decisiones (si o no), gustos (me gusta sólo esto y no aquello) o/u objetos predeterminados.
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