Es un hecho, nuestro país necesita realmente una izquierda que pueda parar cualquier desenfreno del gobierno de turno o de los partidos de derecha. El Perú necesita, más que una izquierda, dos fuerzas que discrepen, y que, sobretodo, puedan concertar ideas para el beneficio de la nación. Esa nueva “izquierda” ha tenido excelentes resultados en Chile y, ciertamente, en España. Ésta izquierda, a diferencia de la peruana, ha logrado entender que el estatismo, el totalitarismo y la lucha de clases no sirven en el mundo moderno. Allá –tanto en Chile como en otros países europeos –ya no se discuten los viejos temas de los que hablaba Carlos Marx, Stalin o Mao; por el contrario, los temas de discusión ahora tienen su meollo en las condiciones laborales, el salario y el medio ambiente. Todo esto sin que se llegue al radicalismo que vivimos en Perú, porque sólo aquí se ve la irracionalidad de una izquierda que no entiende, o no quiere entender, absolutamente nada del manejo macroeconómico de un país, tan vital para nuestro desarrollo. La izquierda que quisiéramos, no existe en el Perú, lo único que tenemos son “algunos” personajes que, individualmente, han evolucionado su manera de pensar. Lamentablemente, no existe agrupación de izquierda peruana que pueda compararse a la de otros países como los ya mencionados. Aunque, si tuviera que rescatar uno, seria indudablemente a Yehude Simon, con su Partido Humanista. Los demás – Fuerza Social, Patria Roja, el mal llamado partido “Nacionalista” (de Ollanta Humala), y el MNI – se han quedado en el siglo XX.
Algunos tuvieron (y algunos aún la tienen) la ilusión de que Susana Villarán fuera la “nueva” cara de una izquierda moderada y democrática. Eso pudo ser cierto si es que su partido, Fuerza Social, hubiera entrado sólo a la contienda electoral y política. Sin embargo, su peor error (y contradiciendo la imagen “moderada” que quiere vender) fue aliarse con los grupos más extremistas del escenario político: Patria Roja (ahí tenemos a Nilver López que manifestó su admiración por las FARC), MNI (la cara legal o la fachada de Patria Roja), Tierra y Libertad (del radical antiminero Padre Arana), Lima para Todos (donde encontraremos a Patria Libre integrada por ex emerretistas, entre ellos Aníbal Apari, abogado y esposo de Lori Berenson), y por supuesto, a gente del Humalismo (de Ollanta Humala). Ustedes pueden ver la noticia completa en la siguiente dirección:
http://www.correoperu.com.pe/correo/nota.php?txtEdi_id=4&txtSecci_id=101&txtNota_id=439175
Soy alguien que cree profundamente en las segundas oportunidades, y estoy convencido de que toda persona puede cambiar radicalmente su actitud. Eso pasa, por ejemplo, con los delincuentes o borrachos que se convierten al cristianismo, o lo que pasó con el propio Alan García (su primer gobierno es la antípoda del actual). No obstante, también creo que estas transformaciones son parte de un proceso largo, y que si estas personas quieren demostrar que han cambiado, deberían empezar con cargos menos importantes. No sería saludable que Susana Villarán ocupe este cargo cuando su supuesta posición “moderada” está en tela de juicio. Sus vínculos con grupos extremistas no hacen más que sembrar la duda en los limeños, y nos hace pensar –con cierto temor –en lo que podrían “exigir” estos grupos radicales si la candidata por Fuerza Social ganase las elecciones. Nada es gratis en la vida, y estos grupos radicales que hoy la apoyan, son los mismos que exigirán “algo” mañana.
Soy alguien que cree profundamente en las segundas oportunidades, y estoy convencido de que toda persona puede cambiar radicalmente su actitud. Eso pasa, por ejemplo, con los delincuentes o borrachos que se convierten al cristianismo, o lo que pasó con el propio Alan García (su primer gobierno es la antípoda del actual). No obstante, también creo que estas transformaciones son parte de un proceso largo, y que si estas personas quieren demostrar que han cambiado, deberían empezar con cargos menos importantes. No sería saludable que Susana Villarán ocupe este cargo cuando su supuesta posición “moderada” está en tela de juicio. Sus vínculos con grupos extremistas no hacen más que sembrar la duda en los limeños, y nos hace pensar –con cierto temor –en lo que podrían “exigir” estos grupos radicales si la candidata por Fuerza Social ganase las elecciones. Nada es gratis en la vida, y estos grupos radicales que hoy la apoyan, son los mismos que exigirán “algo” mañana.
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