Hay gente que insiste en justificar la gestión de Susana Villarán alegando una serie de cosas: que para obras de gran envergadura se necesita de más tiempo (dos años), que la alcaldesa escucha más a la gente (pero hace menos), que necesita limpiar todo lo mal hecho por la gestión anterior (embarrar la gestión será), que todo va bien y lo demás es puro cuento de la derecha, etc. Y justo ayer el señor Augusto Ortiz de Zevallos, en La República, hizo una fiera defensa a favor de Susana Villarán… no cabe duda, son buenos amigos.
Me imagino que los defensores de Susana Villarán consideran que mantener limpia la ciudad es una obra de gran envergadura, o que para regar los arbolitos y parques se necesita de todo un estudio de impacto ambiental, social y vial. ¿Es así? Lo dudo mucho. Lo que pasa ahora es que la señora ha quitado a los técnicos que había en la Municipalidad y en su lugar puso a sociólogos, a gente de ONG´s y demás, que podrá ser gente muy culta, pero poco capaz a la hora de ejecutar obras y acelerar proyectos.
Al parecer, según la encuesta de la PUCP (que es adicta a la izquierda), el tema de Castañeda ya no es suficiente excusa para justificar su “modesta” labor como alcaldesa y el limeño promedio empieza a notar que la ineptitud de Susana es tan grande como su desaprobación en TODAS las encuestas de opinión. A todo esto súmele la antipatía que está sintiendo por ella la mayoría de limeños católicos, evangélicos y de otras congregaciones.
¿Rumbo a la revocatoria? No es algo imposible, pero tampoco fácil de hacer. Primero, se necesita comprar los kits electorales o planillones, algo que la ONPE no quiere vender, por ahora. Segundo, juntar 400 mil firmas, que luego deberán ser comprobadas. Tercero, hacer una consulta popular (¿referéndum?) donde se deberá sacar más del 51% a favor, o no, de la revocatoria. Y tercero, llamar a nuevas elecciones, donde seguramente se presentará Luis Castañeda Lossio.
Me imagino que los defensores de Susana Villarán consideran que mantener limpia la ciudad es una obra de gran envergadura, o que para regar los arbolitos y parques se necesita de todo un estudio de impacto ambiental, social y vial. ¿Es así? Lo dudo mucho. Lo que pasa ahora es que la señora ha quitado a los técnicos que había en la Municipalidad y en su lugar puso a sociólogos, a gente de ONG´s y demás, que podrá ser gente muy culta, pero poco capaz a la hora de ejecutar obras y acelerar proyectos.
Al parecer, según la encuesta de la PUCP (que es adicta a la izquierda), el tema de Castañeda ya no es suficiente excusa para justificar su “modesta” labor como alcaldesa y el limeño promedio empieza a notar que la ineptitud de Susana es tan grande como su desaprobación en TODAS las encuestas de opinión. A todo esto súmele la antipatía que está sintiendo por ella la mayoría de limeños católicos, evangélicos y de otras congregaciones.
¿Rumbo a la revocatoria? No es algo imposible, pero tampoco fácil de hacer. Primero, se necesita comprar los kits electorales o planillones, algo que la ONPE no quiere vender, por ahora. Segundo, juntar 400 mil firmas, que luego deberán ser comprobadas. Tercero, hacer una consulta popular (¿referéndum?) donde se deberá sacar más del 51% a favor, o no, de la revocatoria. Y tercero, llamar a nuevas elecciones, donde seguramente se presentará Luis Castañeda Lossio.
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