Por Renatto Real Politik
El golpe de estado en Honduras pasó de ser un problema “pequeño” de un país pequeño de América Central, a un problema de enormes proporciones en toda América, por no decir en el Mundo.
Todos sabemos las causas del golpe de estado en Honduras, todos sabemos que sin causas no existen consecuencias, y que Zelaya hizo algo que requería de un costo elevado que, según parece, no supo medir. En primer lugar, Zelaya asumió que se armaría un escándalo y que seguramente podría calmarlo con algunos “cargos” y “favores”. No obstante, le faltó situarse en el peor escenario (el golpe de estado), y es por eso que ahora se encuentra ahí, tratando de recuperar lo irrecuperable. Mel hizo una apuesta y perdió… el problema aquí es que él no se da cuenta de que al hacer una apuesta se tiene que “arriesgar” (en este caso un riesgo político), y si pierde – como pasa en los juegos de azar – tiene que resignarse y aceptar que lo perdido, perdido está.
Después ya sabemos lo que pasó, y cuales fueron las “primeras” reacciones de los países “democráticos”. La mayoría, incluso el presidente Obama, condenó este acto, pese a conocer el nefasto propósito que llevó a Zelaya al destierro. Luego hubo una serie de negociaciones (incluyendo al mediocre de Insulza) e incluso amenazas (por parte del dictadorzuelo de Venezuela) que llovieron, pero Micheletti - cual capo de una mafia-, se mantuvo firme con su mejor arma y argumento: “El golpe de estado se hizo para salvar a la democracia”.
Todo esto es, sin embargo, un pequeño aperitivo si se compara con lo que vino después. Brasil, no se si por tratar de alcanzar talla e influencia en la política mundial o porque Manuel Zelaya cayó en esa embajada de pura suerte, midiendo que sólo Brasil impone ese respeto bastante neutral en el mundo. La historia sería muy distinta si Zelaya se refugiaba en la embajada de algún país bolivariano (léase Bolivia, Ecuador o Venezuela).
Ahora que se anuncia las próximas elecciones en Honduras, Brasil sigue manteniendo su postura firme e insiste en la restitución de Zelaya, mas que nada porque si “retrocediera” en lo que al principio planteó, quedaría como un (vamos a utilizar un termino chavista) lacayo del imperialismo yankee. Y Brasil, lo que menos quiere, es que se le vea como un país que obedece ordenes de otras potencias. Los brasileños ya quieren – con justicia – jugar en las ligas mayores. Es cierto, aún no tienen la capacidad para influir masivamente en otros países (como si lo hace Estados Unidos o China), pero al menos ahora es TOTALMENTE independiente de sus decisiones, y sólo se limita a exponer sus razones. Se le puede comparar a un joven que alcanzó la mayoría de edad que, si bien aun no puede imponerse sobre otros, tampoco podrá ser sometido con facilidad. Estados Unidos, por su parte, ya anunció que (al igual que Perú, Panamá y seguramente Colombia) reconocerá las elecciones próximas a realizarse en Honduras (todos están invitados, va estar muy interesante).
Leyendo a El País, de España, me entero que el presidente brasileño, Lula da Silva, apoya abiertamente algo que Estados Unidos condena: El programa nuclear de Irán. ¿No les dije? Brasil ya quiere jugar en las ligas mayores… Al menos, ahora podremos hablar de “cierto” equilibrio en América, aunque, claro está, a Brasil le falte mucho para igualar a sus pares de otros continentes.
¿Ustedes que dicen? ¿Creen que tal vez Obama no impone ese respeto? ¿O solo hace falta la nación para imponerla? ¿Lo ven a McCain en esta situación? Tal vez él si podría manejar e imponer ese respeto. En fin, Obama está haciendo muchas cosas buenas allá, hasta donde tengo entendido.
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